martes, 20 de marzo de 2012

Ensayo de Ética




Pensar en la forma de como representar la realidad o de como hacer visible algo que hasta el momento no tiene ninguna importancia parece una tarea fácil. Indiscutiblemente, siempre hay que tener en cuenta los factores sociales, políticos, personales, profesionales, religiosos y éticos de cada individuo para poder hacer una representación que no afecte a los sujetos implicados.

 Para un documentalista, traspasar los límites establecidos por la sociedad con respecto a la identidad o valores morales se convierte en una tarea difícil desde el momento en que como realizador, se  piensa únicamente en los propios intereses. Estamos sumergidos en un mundo en donde pensar en uno mismo implicando a los demás, se puede convertir en un problema a corto plazo, sin embargo, son decisiones que cada quien asume muchas veces sin pensar en las consecuencias futuras.

Cuando un documentalista piensa en hacer un documental de cualquier tema, solo tiene presente en el momento algunos de los factores que implican esta realización y más, cuando todavía no hay la experiencia suficiente para desempeñarse o representar algo a través de este medio (documental). Según Antonio ZiriónP., antropólogo y escritor del documento ética y documental etnográfico, “la labor del documentalista es polifacética: tiene un poco de cineasta, un poco de antropólogo, un poco de reportero, un poco de científico, un poco de artista, un poco de trabajador social, un poco de educador; y de cada una de estas disciplinas toma algunos elementos y desecha otros, ajustando las dosis dependiendo del caso.” Y evidentemente tiene razón, simplemente que todas estas facetas se van dando moderadamente mientras se piensa en lo que se quiere transmitir con el documental, mientras se rueda el documental, mientras se edita el mismo y mientras se  muestra a los espectadores, pero primeramente se es persona y no profesional. Una persona que siente, observa, escucha y actúa con respecto a unos patrones sociales-éticos establecidos que por más mínimo que sean, afectarán en algún momento negativa o positivamente la idea y el transcurso principal del audiovisual.

Siempre hay que tener en cuenta lo que es correcto o incorrecto en nuestra sociedad y en nuestra conducta diaria con el fin de no perjudicar a nadie ni hacernos enemigos del mundo. Es aquí en donde entra  en juego lo que se debe hacer, lo que es obligatorio realizar o la busca de la perfección para lograr el placer y la felicidad de todos como modelos principales de conducta ética.

El solo hecho de asociarse con la gente y los personajes de determinado entorno ya nos hace darle un rumbo distinto a nuestra perspectiva documental. El solo hecho de llegar a la grabación y encontrar algo nuevo que aconteció y no tener información acerca de esto, ya implica un nuevo concepto diferente al establecido en un principio y por tal razón decidir o no decidir que hacer, se puede convertir en algo que afecte la ética de los personajes, del lugar, del equipo de trabajo o del realizador mismo.

Para lo anterior se tomará como ejemplo, un documental de realización propia - no siendo yo el director- llamado Rubí entre carbón, donde en medio del rodaje y la edición, se dieron dudas con respecto a lo antes mencionado en función de la ética.Llegar a un lugar y querer filmar lo que se escribió en un papel no es para nada fácil, es tanto así, que a veces resulta más favorable crear una nueva historia  o modificarla en función de la antigua con los mismos personajes, la misma retórica y por el momento con la misma narrativa que se tenía pensada.
Interrogantes como qué se debe mostrar y que no, ó que se va a mostrar y que no  independientemente de la estética y de la intención que se tiene, son los primeros que intervienen el pensamiento después de una intensa escogencia de videos antes de la edición del documental. En Rubí entre carbón aunque ya se tenia una idea clara y concisa de lo que en realidad se quería y lo que se pretendía mostrar, estos interrogantes que a la larga se convierten en inconvenientes no de tan alta magnitud también surgieron y en ocasiones, empezaron a preocupar por motivos de ética no solo en imagen sino también en voz. El hecho de que hallan encuadres bonitos y una fotografía hermosa no da pie para utilizar un archivo. Habían cosas que desde el conocimiento propio afectaban y afectan la ética del personaje principal y la integridad y relación  del equipo de realización con el  dueño de la locación que en esta oportunidad es una mina de carbón (mostrar una niña en una mina al lado de su madre quien es el personaje principal produciría el cierre de la mina). Esto por una parte como ejemplo. Por otra parte, es evidente que al momento de que los personajes aceptan participar en el documental, están comprometiéndose (por así decirlo) a hacer un favor –en algunas ocasiones- sin recibir nada a cambio por lo tanto, uno no puede o mas bien, no debe afectar su integridad física y moral mostrando actos que pongan en peligro su labor ó que deterioren sus relaciones sociales. Hay que tener en cuenta que en ocasiones importan más las relaciones de confianza, que los valores comerciales.

Según Zirión, “para ser buenos documentalistas hay que ser capaces de soportar cierta ambigüedad moral. Hay que ser flexibles, adaptables y tolerantes, y también es bueno escuchar nuestros propios instintos, seguir las corazonadas y dar espacio a la espontaneidad.” De seguro que debe ser así hasta cierto punto para no tratar de ficcionalizar  la  realidad que queremos mostrar pero, ¿acaso darle espacio a la espontaneidad, a lo natural y mostrarlo en el producto final no estaría afectandoen algunas ocasiones la ética y la integridad de nuestros personajes?

A preguntas como la anterior, se enfrenta el realizador y el grupo de trabajo para llegar a través de decisión unánime a un a acuerdo con respecto a lo que se puede mostrar, pero sin quebrantar la intención que se tiene. Es finalmente el director quien decide que va y que no va, como y donde va y por qué va. Las opiniones con argumentos no están de más, elegir que imagen va a ponerse en tal lugar en vez de otra que cuenta lo mismo pero desde otra perspectiva no es tan fácil como se escucha, y el director por ser el director, no siempre escoge la mejor opción.Alrededor de esto, se dan muchas confrontaciones con respecto a lo que sería ético para el realizador, para los personajes y para los espectadores.

Como documentalistas o realizadores se observa que  mayor parte  de las confrontaciones  se dan antes del montaje y en el transcurso de este.En  Rubí entre carbón, estas confrontaciones éticas  estuvieron basadas principalmente por las acciones  que tal vez comprometían a los personajes con respecto a los otros personajes, en lo que dicen  las grabaciones de voz over que pudieran afectar la vida social de los implicados, en opiniones que hacen los personajes con respecto a gente de la zona o como dice el autor antes mencionado,“nos confrontamos, consiente o inconscientemente, con nuestra propia libertad de acción y con el sentido moral de nuestros actos. Necesitamos enfrentar nuestras responsabilidades, ser consientes de las consecuencias que tiene nuestra práctica en la vida de otras personas, desde los sujetos filmados hasta la audiencia, pasando por nosotros mismos”. Pero sin trastocar la realidad y quitarle verosimilitud a la historia y a las acciones,simplemente como se dijo anteriormente, se cuenta lo mismo pero desde otra perspectiva.

Ahora hablaremos desde mi propia posición.Tener un cargo específico dentro de un grupo de trabajo implica responsabilidades propias, pero esto no quiere decir que uno no pueda salirse de este papel y ponerse en la posición del editor, del director, del sonidista, del crítico o del espectador con el fin de hacerle mejorías al documental. Lastimosamente muchas cosas no salen como uno las planea y tal vez por la misma inexperiencia, algunas personas del mismo grupo de trabajo faltan al respeto y a la ética personal. Si a uno como persona se le ofrece un cargo y uno lo acepta, está conciente de las tareas que le asignan, de uno como integrante del grupo depende así sea una mínima parte del documental final. No se puede pedir, ni exigir lo que no hay y que se ha intentado buscar por diferentes medios, ya no depende de uno este tipo de situaciones que evidentemente se salen de las manos de cualquiera.
La cámara no es un instrumento neutral y nunca hay una imagen inocente. La forma como representamos algo, para qué lo representamos y qué hacemos con esa representación, conlleva una carga ética-política.[1]
El objetivo es mostrar una realidad sin trastocarla, contar una historia, respetar la integridad de los personajes, de los espectadores y de uno mismo.





[1] Ética y documental etnográfico. La dimensión ética en el documental etnográfico, Zirión Antonio

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