viernes, 16 de marzo de 2012

Ensayo de Retórica y Narrativa



Sería falso decir que cada acción que realizamos no lleva ninguna intención de fondo. Siempre se hacen las cosas esperando lograr  un objetivo u obtener un resultado  y muchas veces no es fácil conseguirlo; entonces, esto se convierte en el objetivo principal, es decir, hallar la forma de que se cumpla lo que antes se tenía planteado, de convencer con  argumentos (discurso)  y de atraer la atención. Es algo que hacemos a diario y por ende ya estamos acostumbrados, lo único que cambia es el ambiente en donde cada quien se desempeña y los medios que se utilizan para tal propósito. Esto es persuadir.
Para un documentalista, persuadir o buscar la forma de como llegarle al público solo es fácil si logra encontrar el punto exacto o lo especial de la temática tratada en un proyecto audiovisual, esto además de darle mas fuerza al documental, le permite al realizador jugar con una serie de factores que siempre van a estar a su disposición como lo son las figuras literarias y la propia realidad. La hora de los hornos, podría ser un ejemplo claro y conciso de lo dicho anteriormente y lo utilizaremos para una mejor explicación de la persuasión o la retórica.
Este  documental tiene como intención exponer como tema principal la historia sobre el nacionalismo y el imperialismo en Latinoamérica utilizando como apoyo, videos de archivos, caricaturas y el hilo conductor que es la voz del narrador. Él (el narrador) presenta su punto de vista utilizando referentes que le ayudan a crear la narrativa  acerca del tema y deja a la vez espacios abiertos donde se le permite al espectador pensar y hacer análisis al respecto y aunque nunca aparece en pantalla, su presencia y su intención siempre se hacen evidentes.
Aunque en este documental se tocan otros temas vertientes de los principales,  el objetivo sigue siendo el de convencer al espectador y de darle fuerza a las dudas que cada quien tiene por medio de una reflexión propia a la que incita el mismo autor.
Sin embargo, esto no es lo que logra captar del todo la atención del público en el documental, recursos literarios como la metáfora y el símil, empiezan a ser parte del juego de una transformación de la realidad pero sin quitarle su verosimilitud. Simplemente son elecciones que toma el documentalista para hacer de la realización algo mas llamativo con una intención importante sacada de la abstracción del contenido en el trasfondo.
Pino Solanas director de la hora de los hornos le imprime al  documental su sello propio. Las imágenes de archivos  que utiliza son tan cercanas y tan bien escogidas, que  en ocasiones pareciera que no necesitara de la voz narradora aunque no se muestre lo mismo que  se dice; lo mejor es que no se queda solo allí, él realiza en este audiovisual un juego respetuoso o mas bien  una narrativa interesante a partir de imágenes y pinturas  caricaturescas como se había dicho anteriormente que no se salen de la intención del principio, utiliza de manera certera pero no constante material musical clásico de forma extradiegética al igual que su voz, música, que no es para nada indiferente a la época documentada y le aporta un toque de tensión.  
La hora de los hornos a pesar de su edición transparente por la seriedad del tema, no posee un estilo transparente; Las figuras retóricas utilizadas no pasan para nada desapercibidas y se hace una crítica contundente a través de estas que marcan una línea importante en la narratividad del mismo.
Para Pino Solanas tal vez no fue muy difícil tratar un tema relacionado con la historia de Latinoamérica y su país (Argentina) debido a los fundamentos éticos y sociales que posee profesionalmente y a la fuerte investigación que se hace evidente, tal vez lo complejo fue encontrar  la forma de mostrarlo y hacerlo interesante al mundo y aunque ya de por sí la misma temática por su contenido para la época  era interesante, los intereses políticos no permitían la total libertad del documental, aun así, el discurso que se maneja no fue cambiado y su retórica, lo hizo único.
Este documental de modo expositivo posee una estructura narrativa no lineal, aunque en ocasiones, pareciera que estuviera sujeto a la estructura canónica que propone Bordwell que seria semejante a una estructura narrativa lineal pero sin el punto final es decir, hay una serie de hechos que están ordenados de acuerdo a un planteamiento, unos actantes quienes en este caso serian a los que se le hace la crítica, y un desarrollo, pero el punto que faltaría es que no tiene el final que supuestamente por lógica, todos esperarían.
Sin embargo, aunque ese modo de narrativa mencionado anteriormente el cual aplica Solanas en este documental no le pone ni le quita un valor agregado al audiovisual, si es una manera muy influyente  y tradicional de contar una historia o explicar hechos o sucesos de este tipo pero para la actualidad aunque su discurso y su temática son tan importantes, el documental no representa lo que representaba en el momento en el que fue sacado por primera vez al aire. Cambió el estilo de vida, ó disminuyeron las preocupaciones por temas que hacen reflexionar, pensar y analizar pero sin posibles soluciones.
 La hora de los hornos propone un tema con diferentes subtemas los cuales son abordados a cabalidad y que van encadenados por un mismo factor que es la intención del autor. En cada subtema tratado se observa el clímax del mismo como punto a favor, brindando así la posibilidad, de acoger al espectador y hacerlo parte de la problemática, mantener el tema y darle un respiro al documental en el intermedio de cada exposición.
Sin embargo, es claro que otro de los propósitos ó la intención  principal y final del realizador a través de los temas tratados es evocar situaciones del pasado que afectaron y aun afectan a Latinoamérica en su mayoría, además de esto, mostrar cuales fueron algunas de las causas que produjeron las situaciones tocadas y las consecuencias que dejaron las mismas que en su totalidad son negativas y no trajeron mas que pobreza y miseria a Latinoamérica.
Desde el solo titulo del documental se induce a los observadores en la retórica que se da a continuación de este,  de allí empiezan las deducciones o comparaciones propias de cada quien y se van resolviendo dudas y confrontaciones al respecto, pero es la idea de realidad  la que  de manera muy acertada y demasiado profunda  le da mas peso al documental; es de notarse que no existió ninguna serie de timidez del autor en el momento de las investigaciones, la escogencia de las imágenes de archivos ni mucho menos, en la presentación pública de estas que  aunque son fieles a la realidad, muchas veces se parecen convertirse en puestas en escenas debido al tratamiento que se le da al material. Pino Solanas cuenta  a manera de relato una verdad que todos sabemos, pero que a pocos interesa y que para la época ya ni se recuerda, pero que aun sigue vive en la historia para seguir siendo contada a las nuevas generaciones.
El intento de revolución, es el ingrediente principal que le da tonada a este documental o mas bien, a la lucha que incita el narrador con este, aunque lo importante es que lo hace de una manera intimidante para unos y respetuosa para otros, lo importante es que logra lo que se pretende lograr con una película como esta: provoca reacciones, contradicciones, expone, informa, induce, incita a la deducción y reflexión, propone y persuade.
No obstante, armar un discurso como el de la hora de los hornos no es para nada fácil, ni siquiera para un documentalista  de tan alto bagaje en el mundo audiovisual. Cada tema hace la investigación diferente y de aquí depende la complejidad del mismo, los retos ante la adversidad siguen creciendo y es la experiencia quien le da la fuerza a la retórica. Es un discurso preparado y con un intenso espesor hablando en términos literarios y se convierte en apoyo fundamental del resto del documental.
Aquí cada palabra parece pensada y ninguna parece sobrar, la unión de todas arman el discurso y lo hacen cada vez mas interesante llenando en ocasiones espacios vacíos que dejan las imágenes o viceversa es decir, la imagen forma parte del discurso y se convierte en discurso, esto va relacionado a la vez con la idea de persuadir. Eso que llevamos como algo innato adherido a la sangre y a nuestra naturaleza y que por mas que se quiera es imposible sacarlo de nuestra cotidianidad.

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